8 DE ABRIL: EL MILAGRO DE LA VIDA.

Mateo 27, 62-66 “Después de tres días seré resucitado” 

La promesa de la resurrección de Cristo nos llena de esperanza en la vida eterna de la que nos hablan las escrituras. Los católicos vivimos en la espera de que más allá de esta vida, hay una vida que no termina jamás, donde seremos verdaderamente felices. Eso no significa que aquí en este milagro de vida del que somos testigos no podamos ser felices. ¡No! Claro que no, aquí debemos vivir en continua búsqueda de nuestra felicidad y que en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que es en el servicio a los demás que llegamos al nivel de tranquilidad que se requiere para ser feliz.  

¿Has ayudado a alguien en algún momento de tu vida? Y cuando lo has hecho ¿Cómo te sientes? ¿Te has dado cuenta? Tal vez no. Tenemos la costumbre de ayudar a los demás con gusto y es en esa alegría que encontramos una paz, o por lo menos así debería ser, pero no lo notamos. En cambio, si ayudas a alguien y te sientes obligado o de mal humor, o presionado, entonces aun no encuentras el sentido del servicio, como Dios quiere que vivamos. 

El servicio es una consecuencia de la fe, porque viene de la mano de la caridad y recordemos que la fe sin caridad no sirve de mucho. La forma en que nos entregamos a los otros en el servicio digno solo nos invita a sentirnos amados por Dios y aprendemos a que nosotros somos quienes debemos de agradecer por la oportunidad del servicio. Si no reconoces este sentimiento, bueno, la mejor noticia es que hoy, Sábado Santo, en que vivimos la Pasión de Jesucristo, y por su muerte, es un excelente momento para también darle muerte a nuestro egoísmo y practicar la humildad, la bondad y la misericordia por medio del servicio a los demás y del perdón.  

Jesús en la cruz nos entregó su dignidad como ser humano y nos compartió su amor para poder también compartirlo con quienes nos rodean, fue la muestra de humildad, de la que siempre estamos invitados a imitar. 

Propósito de hoy: Orar para que nuestra fe crezca y que nuestras acciones se vean motivadas por el amor.