19 DE MARZO: QUIERO VER CON TU MIRADA.

Juan 9, 1-41 “Fui, me lavé y comencé a ver” 

Ver con los ojos de Jesús, de eso se trata la vida; de ver las cosas como las ve Jesús y a la vez, ver en los demás esa imagen de Dios. Sabemos que es difícil ver en la persona que nos hace daño la imagen de Jesucristo ¿Verdad? Muy difícil, sin embargo, puede ser el comienzo a nuestra liberación, el comienzo para poder ver a los demás de manera diferente sin estar siempre pensando que nos van a lastimar, aun si lo hacen, pero que nos encamina al perdón y al amor que es lo que mas nos asemeja a Jesucristo. 

Ver en los demás su mejor lado, pensando en que no todos tenemos las mismas bendiciones ni sabemos recibir los dones de Dios de la misma manera. Tal vez eres una persona muy bondadosa y crees que todos son iguales a ti, cuidas tus palabras, tu manera de actuar, tu servicio a los demás; atiendes tus cosas con eficiencia y respetas las cosas de los demás, tanto material como ideológicas y emocionales. Nacimos diferentes, en países lejos y cerca, con costumbres interesantes y desconocidas, con religiones diversas y crecimos con valores también diferentes. Por ello es que debemos ver a los demás como imagen de Dios, para poder entender cómo son sus raíces y qué es primordial en sus vidas, ya que de ello depende su comportamiento y su manera de tratarte y de ser, no tanto en cómo los tratas tú. 

Vernos al espejo y reconocer en nosotros la búsqueda de la verdad, nos hace sensibles a las necesidades ajenas, nos permite alejarnos de lo que no nos conviene, o sea de las tentaciónes, y nos lleva al encuentro ideal con nuestra fe, con el Hijo de Dios, con el Espíritu Santo de amor y con el Padre. “Que vean los que no ven”… y esos somos tu y yo cuando nos cegamos al dolor ajeno, al perdón, a conducir una vida con rectitud en la bondad y en la caridad del amor. 

Propósito de hoy: Pedirle a Dios que nos permita ver con sus ojos.