7 DE MARZO: QUE ME GUÍE TU PALABRA.

Mateo 23, 1-12 ” Todo lo hacen para que los vea la gente.” 

Hay una diferencia cuando se hacen las cosas por amor y alguien lo nota, a cuando se hacen las cosas con presunción para que los demás lo reconozcan. La primera, te alegra porque es algo que no estás esperando, lo hiciste de corazón ya sea por bondad, por caridad o simplemente porque lo quisiste hacer; y la segunda es, cuando entra ese ego tan grande y costoso de dejar atrás, que tiene como personaje principal a la vanidad que controla las acciones. Y no es lo mismo. Dios Padre sabe lo que hacemos, conoce nuestro corazón y es quien se encarga de darnos ese abracito apapachando cualquier acción que se hizo a favor del bien común. Es como cuando decimos que no es malo acumular riquezas económicas ni materiales, cuando utilizamos esas riquezas para ayudar a los demás. El reconocimiento celestial no tarda en llegar.  

Muchas veces pienso que lo que hacemos representa gran parte de lo que somos, es la cara que expone nuestra realidad, por consiguiente, hay que cuidar la manera en que tratamos a los demás. ¿Somos serviciales con nuestros padres? ¿Atendemos a nuestros hijos? ¿Tenemos fe y caridad? Porque recordemos que la fe sin caridad no nos sirve de nada, es en la caridad que expresamos nuestro amor por el prójimo, por nuestro hermano, por el que lo necesita, porque en cada uno de ellos, se encuentra Dios. 

Decir una cosa y hacer otra compromete nuestra integridad y solo nos lleva a un vacío que con el tiempo es difícil de soportar. Comprometemos todo. La verdad en la Palabra de Dios nos va señalando el camino por dónde debemos ir, nos aleja del maligno, del deseo de que se reconozca nuestra vanidad, nos lleva de la mano de la misericordia que reforzamos cada vez más, con la oración.  

Aprendamos a ser humildes en nuestro actuar, “Que tu mano derecha no sepa lo que hizo la izquierda.” Y que en esa humildad del corazón seamos siempre testimonio del amor de Dios. 

Propósito de hoy: Hacer el bien, sin ver a quien, para que nuestra acción de hoy sea un reflejo de lo que hay en nuestro corazón.