2 DE MARZO: APRENDO DE TU AMOR.

Mateo 7, 71-12 “Porque todo el que pide, recibe.”

El que pide recibe, el que busca encuentra y al que toque se le abrirá, nos dice hoy el Evangelio de Mateo.

Y tú ¿qué entiendes? Yo me pongo a pensar y creo que cuando habla de “pedir”, es una manera de pedirnos hacer oración. Recordando que nuestro Padre, quiere que lo llenemos de peticiones, que hablemos con él, que lo tengamos siempre presente en nuestro caminar diario. La oración crece nuestra fe y nos acerca mucho a Dios. Cuando habla de buscar”, es buscar en nuestro corazón; buscar las formas en acercarnos a Dios, en el servicio, en la bondad, en el seguimiento de las normas de conducta moral que son los Mandamientos. Y cuando habla de “tocar”, ¿será acaso tocarnos el corazón? Que no solo vayamos a pedirle ayuda, sino que también estemos dispuestos a abrir el corazón a los actos misericordiosos por los demás. Tocar el corazón con una sonrisa, con una palabra de aliento, con la alegría que llevamos dentro y la compartimos con otros.

Con Dios las cosas son más fáciles de entender. Los porqués, el dolor, las tempestades y claro que abrazamos con más amor los momentos de la vida que nos dan felicidad. En la salud y en la enfermedad, en la alegría y en la tristeza, también damos, recibimos, buscamos, encontramos, tocamos y alguien está ahí para abrirnos la puerta hacia un mejor mañana.

Con Dios, podemos aceptar lo que nos cuesta trabajo entender. El dolor, por ejemplo, que nos pone en el lugar del sufrimiento de Jesús en la cruz; la soledad, que se identifica con los 40 días qué pasó Jesús en el desierto antes de su crucifixión; y también el amor, porque jamás dudo de su Santísimo Padre, siempre confío que lo que el decidiera era lo mejor. También nosotros debemos enfrentar la vida pensando que ante dificultades y alegrías hay un porqué de las cosas que nos ayudan a crecer en la fe, a tener mayor esperanza y a sabernos amados por Dios.

Propósito de hoy: Vamos aprendiendo más a rezar con intención y saber pedir y agradecer.