28 DE ENERO: NO QUIERO TENER MIEDO.

Marcos 4, 35-41 “¿Por qué tenían tanto miedo?” 

¿De dónde viene el miedo?, porqué tenemos miedo, ¿a qué, a quién, de qué, por qué? El miedo es, desconfianza, angustia, desagrado, la sensación de peligro, riesgo, daño real o imaginario, aprensión, recelo, alteración del ánimo. Es un sentimiento que se tiene cuando sabemos que existe algo que no podemos controlar y que no sabemos de qué se trata. El miedo te imposibilita de actuar. Te ha pasado que estás en alguna situación ¿y te paralizas? A mí sí y es una horrible sensación.  

Cuando los apóstoles estaban en la barca y Jesús dormía, ellos entraron en pánico. Jesús, con su tranquilidad les preguntó “¿Aún no tiene fe?”  

Qué difícil es tener fe y creer cuando estamos llenos de miedo; es cuando más debemos tener fe. Pero ¿Cómo podemos saber que tenemos fe? La fe es creer en la verdad que hay en el alma, la que nos motiva a hacer el bien, la fe nos da la fortaleza que necesitamos para vencer el miedo, la fe es creer y poner en práctica lo que nos manda la ley de Dios, empezando con el amor. Una fe sin obras de caridad, es inexistente. De nada te sirve aparentar ser una persona fervorosa, llena de fe dentro del templo, cuando a veces ni en el templo tienes temor de Dios y cuando no tienes caridad, cuando no sabes respetar, cuando tu orgullo habla más de ti que tu humildad, te será complicado demostrar tu fe, ya que pones en cuestión tu entendimiento del amor de Dios.  

Al crecer nuestra fe, por medio de la oración, la eucaristía, y las buenas acciones, vamos a aprender a confiar en Dios y vamos a crecer con un corazón fuerte, valeroso, fortalecido en su amor. Es así como iremos superando todo miedo a ser feliz, a que las cosas salgan bien, a quitar los miedos que nos atascan y no nos permiten seguir hacia enfrente. Vamos poniendo nuestra confianza en ese Jesús que calmó tormentas, porque solo así va a estar en nuestro corazón cuidándonos, protegiéndonos, calmando nuestras tormentas y ayudándonos a ser feliz.  

Propósito de hoy: Aumentar mi fe.