26 DE ENERO: MEJORANDO MI ACTITUD.

Marcos 4, 21-25 “La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes”. 

Te has fijado que cuando le hablas a alguien con alegría, automáticamente esa persona ¿te responde con una sonrisa? Imaginemos un mundo en el que nadie puede estar de malas ¡Qué difícil! Pero por un momento, cierra los ojos e imagina. Tu Mamá no te regañó esta mañana porque te levantaste y realizaste tus labores sin chistar; tu jefe no te maltrató porque llegaste muy a tiempo al trabajo; tu pareja o tu hijo te abrazó y te dijo que te quiere porque sí recordaste que hoy es un día especial para ellos. Imagínate que la respuesta de todos hacia ti es positiva, porque tú fuiste positivo, tú hiciste lo que te corresponde y además lo hiciste de buena gana. 

¿Puedes ver algo en esto ejemplos?, sí, tu actitud. Así es, la forma en que nosotros nos dirigimos a los demás es, por lo general, lo que va a determinar la forma en que ellos respondan. El saber que nadie es dueño de la verdad absoluta, ayuda mucho; tanto como no utilizar la agresividad en ningún momento porque ¿la violencia?: genera mayor violencia. Sin embargo, la calma nos ayuda a llevar una mejor relación con los demás; la bondad que brindas, la paciencia con que esperas la respuesta del otro y el amor con que te diriges a ellos va a permitir que tu día a día esté lleno de momentos agradables, tal vez hasta inolvidables; porque supiste cómo reaccionar con el corazón en lugar de con la mente ofuscada por los problemas que puedas tener. 

Vamos imaginándonos el lugar perfecto donde quisiéramos vivir, pero también vamos actuando de manera que seamos nosotros los que propiciemos ese lugar donde nos sentimos respetados, valorados y más que nada: amados. 

Propósito de hoy: Voy a ser el ejemplo de una vida armoniosa.