29 de diciembre: TRAIGO TU PAZ.

Lucas 2, 22-35 “Porque mis ojos han visto a tu Salvador” 

Hemos visto al Salvador dentro de nuestro corazón. Ahí habita. Esa es su casa, donde Él quiere vivir; el lugar en que se hace presente a través de ti.  

En una ocasión alguien con una gran fe le pedía a Dios “Déjame ver tu rostro” y ella lo buscaba por todos lados, hasta un día que llegó a comprar pan y sale un señor todo lleno de harina, con humildad a servirla y darle el pan, entonces ella, al ver la amabilidad de este hombre le dio gracias a Dios porque lo había visto en él. Se dio cuenta que Dios está en todos, en el que atiende, en el que sirve, en el que brinda su apoyo, en el que estira la mano para acompañar. Y sí, ahí está Dios, en el corazón del humilde de pensamiento, del bondadoso, del que se alegra al verte, de tu hermano. ¿Está también contigo?  

Cuando somos una persona de bien común, en el trabajo o la escuela, o el hogar, estamos siendo testimonio de un gran amor. Ayudar a tus padres en casa, o ir a visitarlos si ya te fuiste de casa, agradecerles que te criaron y que te ayudaron, tal vez a pagar tu escuela, o a comprarte un auto, o a prepararte para tu vida independiente; ve a casa y recuérdales que los amas y que estás agradecida con ellos, porque formaron te ti una ser humano de corazón humilde que sabe ser agradecido y servicial. 

En esta temporada en que nos ha nacido el Salvador, aprendamos a agradecer y a pedir perdón por las faltas que hemos hecho a los demás, por la soberbia que a veces nos gana, por el resentimiento que pueda existir en tu corazón. Usemos de pretexto que es el tiempo en que nació Jesús y aprendamos a perdonar, a acercarnos a quienes no hemos visto hace tiempo, ya sea porque viven lejos o por algún pleito o mal entendido. Acerquémonos con la humildad del corazón para llevar la paz a nuestros seres querido a los amigos y a los compañeros de trabajo o de la escuela. Aprendamos a ser feliz y a ser motivo de alegría donde quiera que estemos. 

Propósito de hoy: Permite que los demás vean en ti, a Dios.