28 de diciembre: AYUDO CON AMOR.

Mateo 2, 13-18 “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto.” 

Tal vez algunos no puedan imaginar tener que huir para proteger a su familia. Y sé que muchos más si lo podrán entender. Yo nací en una frontera y es algo de todos los días saber que hubo muertos tratando de cruzar fronteras, o de familias que viven en la calle, o niños que no pueden ir a la escuela, precisamente porque están esperando poder cruzar esa frontera para procurar una mejor vida. Y así, como mi frontera hay muchas en todo el mundo, que somos ciudades receptoras de toda clase de personas. Hay peligro para todos. Los que ya viven ahí, por lo general reciben a los inmigrantes ofreciéndoles trabajo y oportunidades de sobrevivir, en lo que encuentran su propio lugar para crear un hogar y otros que llegan, que tal vez vienen con tanta desesperación, abusados, cansados que arrebatan lo que no es de ellos, maltratan y roban para ayudar a sus familias, o vienen con humildad a pedir asilo y trabajo. 

El amor de Dios y la cordura en una civilización un tanto mal llevada, hace que las personas actúen con caridad hacia quienes llegan y con agradecimiento hacia quien los recibe. Sin embargo, es difícil. Siempre habrá quien sea grosero y te exija más de lo que puedes dar, o quien te ofrezca reciprocidad por lo que has hecho por ellos, por la bondad del corazón, hay gente agradecida en ambos casos y es en esas ocasiones que debemos pensar en la Sagrada Familia. Todo lo que debió haber pasado José para proteger a María y a Jesús. Cuantas puertas más siguió tocando para que le abrieran, o para que le ofrecieran un lugar donde vivir y trabajar. Recordemos que ellos venían huyendo para salvar la vida de Jesús, el niño recién nacido y por quién murieron muchos más en su nombre, convirtiéndose en los primeros mártires de la iglesia. 

Toma al niño y huye. ¡Qué fuerte! Todos los padres correríamos a donde fuera para salvar a nuestros hijos del malvado. Huiríamos para ofrecerle un refugio y protección a nuestra familia. Los invito a que pensemos en las personas que han huido de su país, o a quienes han tenido que escapar o solicitar asilo. Veámoslos como seres humanos en necesidad de nuestra comprensión, de nuestro abrigo y nuestro amor; veamos a estas personas como seres humanos que sufren por sus circunstancias y solo piden una oportunidad.  

Propósito de hoy: Ayudemos a una persona que necesita apoyo y hagámoslo con amor.