23 de diciembre: LO ACEPTO.

Lucas 1, 57-66 “La mano de Dios estaba con él” 

En repetidas ocasiones nos sentimos defraudados por Dios, sentimos que nos ha dejado solos y que no merecemos lo que nos está sucediendo. ¿Te ha pasado a ti? 

Escucho muchas veces a las personas desoladas y en una gran pena cuando les pasa algo que no entienden y sienten que nuestro Señor los ha dejado solos. Una cosa que tiene la oración es que actúa en nosotros para darnos paz, nos lleva al entendimiento de las cosas de Dios, al poder ver con sus ojos la realidad en la que vivimos y de qué manera, su mano amorosa sostiene la nuestra. 

La mano de Dios está con nosotros siempre y cuando nosotros queramos abrazarla en nuestra propia mano, en nuestra propia vida y existencia. Dios no nos suelta, quien lo soltamos somos nosotros y es un dolor muy grande el que nos desespera al sentirnos solos y desamparados. 

El dolor es algo imposible de evitar, pero el cómo vivimos ese dolor si es posible cambiar; al igual que cómo lo afrontamos. Entender porque nos suceden las cosas, las alegrías o las desgracias es muy difícil, porque nada tiene que ver si somos ricos o pobres, o si tenemos muchos amigos o no tantos, o porque nos portamos de una u otra manera; a veces no lo podemos entender. Pero si tratamos con toda nuestra fe de aceptar lo que se nos presenta frente a nosotros, entonces podemos actuar de manera diferente; tal vez, al aceptar las cosas, debemos procurar ver con el corazón lo que la razón no puede decirnos. Afrontar nuestras decisiones y el camino que vamos recorriendo nos da la pauta para pensar de manera menos negativa, un tanto más positiva; aceptar en lugar de entender es difícil, y para eso nos ayuda mucho la fe; la oración, estar en armonía con Dios a través de lo que Él quiere para cada uno de nosotros. La oración nos alimenta, nos ayuda a ver las cosas con la mirada de Jesucristo, con el corazón abierto y nos ayuda sobre todo a soportar el dolor de nuestro corazón de una manera compartida, donde no nos sintamos solos y podamos entrar en un estado de paz, que nos conforte el alma. 

Propósito de hoy: Entender y aceptar con el corazón.