10 de diciembre: SABER RECONOCER Y AGRADECER.

Mateo 17, 10-13 “El Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”. 

En la sociedad estamos expuestos a vivir toda clase de penurias e injusticias. Trabajamos bien, con honestidad y dedicación y de la nada llega alguien y le dan el puesto que nos toca por derecho, y no podemos hacer nada más que tolerar las injusticias sin perder el empleo. O tenemos 10 en la escuela y eligen al alumno más popular para desempeñar lo que se supone debe hacer el que lleva mejores notas. Sí, desde muy temprana edad vemos como se maneja la sociedad y al crecer nos convertimos, a veces también esclavos de un sistema que, en lugar de edificar al ser humano, lo desanima. Sé que no es en todos lados, pero ¿Te ha tocado vivir algo similar? 

Así vivió Jesús durante sus 3 años de vida pública. Rechazado, amenazado, golpeado y crucificado injustamente porque llegó a hablarnos del amor de Dios, Su padre. El ser humano es así desde la historia de la humanidad, el egoísmo y la ignorancia nos llevan a tomar decisiones erróneas cuando no tenemos una base estructurada en el amor. Platicando con mis hijos un día me dijeron que los había educado en el amor y la verdad y que las personas los hacían sentir incómodos y hasta se reían de ellos por ser amables y serviciales, por tener compasión por los demás, por saber escuchar y ser justos; y me he quedado pensando que somos muy mal agradecidos como humanidad. En lugar de estar contentos cuando llega alguien a hablarnos de amor y a hacer las cosas con gusto: lo rechazamos, nos reímos de ellos. ¿Por qué somos así?, no estaríamos mejor si nos proponemos a imitar a Cristo, a hablar con la verdad, a ser compasivos con quienes necesitan una mano amiga; ¿no seríamos una mejor sociedad, si en lugar de estar buscando las fallas en los demás, reconociéramos sus aciertos? 

Hay que hacer conciencia, Jesús vino a enseñarnos que el amor lo puede todo, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la desesperación y la tranquilidad y eso no es solo para los recién casados, eso es para todos los que deseamos vivir en paz, armonía y felicidad. Respetar al otro, convivir en unidad con la familia, tener grupos de amigos y de apoyo enfocados al amor de Dios. El Hijo del hombre ya vino y dio su vida por nosotros, lo menos que podemos hacer nosotros es abrir el corazón para que se llene de ese amor y entonces le correspondamos con gratitud brindando amor a los demás y poder ser un ejemplo de virtud en nuestra vida. 

Propósito de hoy: Ver las cualidades en los demás y decirle alguna palabra edificante, reconociendo sus cualidades.