7 de diciembre: La paz en mi corazón.

Mateo 11, 28-30 “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré.” 

Vamos haciendo conciencia de la carga que traemos en la espalda, de las cosas que nos impiden avanzar en nuestros proyectos, de aquello que nos quita la paz.  

Cuando alguien llega y nos cuenta una riña que tiene con otra persona, el ser humano solidario automáticamente se llena de una emoción de disgusto, rencor y hasta odio por esa otra persona, y sin imaginar nos estamos poniendo en la espalda cargas ajenas, emociones que no nos corresponden. Tal vez por eso el mundo está como está, tan lleno de odio a veces hacia personas que ni siquiera conocemos. Ella te lastimó entonces la odio a ella. Alto, debemos poner un alto ante esas conductas equivocadas. 

No debemos dejar que alguien venga, nos cuente sus cosas y nos quite la paz. O que nos pida que estemos de su lado en algo que no tenemos nada que ver. Sí, entiendo que hay que tener empatía hacia los problemas de los demás, más empatía no significa que nos adueñemos del conflicto. Eso solo nos da sentimientos negativos que terminamos trayéndolos a casa, terminamos lastimando a nuestra familia, nos ponen de mal humor y nos invitan a que hagamos el daño a terceros que no saben qué sucede. Debemos tener control de nosotros mismos y aprender a diferenciar lo que nos corresponde y lo que no. Cuando mi hermano pelea con mi hermana, yo no debo tomar un lado, ni entremeterme en su riña más que para intentar mediar la situación, no para estar del lado de uno o del otro. Debemos pensar como Dios nos ayuda a superar toda clase de conflictos y cargas y ser testimonio de su amor para poder ofrecer apoyo cuando alguien lo necesita, mas no cargar con sus problemas. 

No hay nada que Dios no pueda ayudarnos a resolver, solo hay que pedírselo y dejarlo actuar en nosotros, la vida ya es suficientemente dura, como para que nos peleemos con los demás por algo en lo que no tenemos nada que ver. Seamos un vínculo de luz entre los seres humanos, entre quienes nos rodean; seamos un portavoz de la Buena Nueva, de que hay un Salvador que puede con todas nuestras penas y malestares. Seamos partícipes de una vida en plenitud y amor al poner a Jesucristo antes que todo lo demás y compartir la verdad; no nuestra verdad, sino la verdad de Dios. 

Propósito de hoy: No tomar los problemas de los demás como si fueran nuestros para que siempre tengamos paz en el corazón.