4 de diciembre: Ven espíritu de amor.

Mateo 3, 1-12 “Él los bautizará en el Espíritu Santo” 

Cuando Juan el Bautista pronunció estas palabras, en referencia a la venida de Jesucristo, imagino que muchas personas no entendieron, como sé que aún hoy día muchas personas siguen sin entender.  

Vivir en el espíritu de Dios, es cimentar nuestras acciones en su amor, porque Cristo nos da la verdadera libertad, nos permite elegir por nuestra cuenta y pacientemente espera que lo aceptemos en nuestro corazón, que le digamos que sí a su palabra, que vivamos bajo sus leyes que todas están escritas teniendo como base y fundamento al amor.  

¿Recuerdas esa vocecita que de repente te habla, cuando estás por hacer algo? Tal vez es un llamado instintivo a que te detengas ante algo que estás por hacer; o puede que distraídamente vas por un camino equivocado y ahí te sale la vocecita advirtiéndote algo; bueno, esa es la voz del Espíritu Santo que no te grita, solo susurra a tu oído para que sepas que está contigo, que quiere cuidarte y que si tú se lo permites, te acompaña en lo que queda del camino. 

Guiarnos por el Espíritu Santo es rechazar las acciones desordenadas de la vida, que no nos dejemos dominar, recibiendo con esperanza los dones que nos llenan de gracia y nos colman de frutos como el amor, la alegría, la paz, la tolerancia, la amabilidad, la fe, servir a los demás y tener dominio de uno mismo. Dios nos ha creado libres para buscar esos frutos, para madurar y lograr ser pacientes, ser bondadosos y leales, para amar profundamente y hacer el bien a los demás también con alegría. Ser bautizados por el Espíritu Santo, fortalece nuestra fe, nos mueve a actuar por amor y nos refuerza los valores que nos enseña Jesucristo cada día de nuestra vida. 

Propósito de hoy: Pedirle al Espíritu Santo que nos llene de su amor y su bondad durante el día y actuar con alegría y amor con los que están a nuestro lado.