23 de noviembre: Desde casa.

Lucas 21, 12-19 “Ustedes darán testimonio de mí” 

Serás conocido por el amor que das. ¿De quién te acuerdas cuando piensas en tus años de estudiante? De algún compañero, algún maestro, del director. Con frecuencia recordamos a quién hacía mucho ruido, al más inteligente y al más callado. Y, tal vez uno de ellos era más amoroso que otro, o más bueno, o el que siempre ayudaba al maestro, o a ti. Al ser recordado con una sonrisa significa que dimos buen testimonio del amor de Dios.  

Mi Tía Magdalenita me decía que cuando ella era chica, tenían prohibido ver a los adultos a la cara, ella nació a finales del 1800´s y fue una mujer admirable, con frecuencia me acuerdo de ella, porque sabía corregirnos con amor; nos enseñaba con amor; su testimonio de una vida llena de Dios era palpable en cada palabra que salía de sus labios. Yo quiero creer que ella se ganó el cielo por sus acciones, su devoción y su manera de ser imagen de Dios para los demás. 

Tal vez, suena difícil, eso de ser testimonio de Dios; pero pensemos: Tratar a los demás con respeto, escuchar cuando alguien habla en lugar de interrumpir, desarrollar de la mejor manera que conocemos nuestro trabajo, ayudar al que necesita, al que sufre, al que llora…ahí, donde estamos. No es necesario que queramos componer el mundo, con que nos interesemos por ser así en nuestra casa, por dar bondad, paciencia, amabilidad, amor hacia las personas con las que más convivimos; eso es dar testimonio de Dios. Porque no es necesario salir de casa y hacer el bien a los demás cuando en casa nos tratamos como extraños, como enemigos, con rencores y venganzas. No. Que los esposos se respeten y den ejemplo a los hijos de su amor; que los hijos traten con amor a sus padres y hermanos y sirvan a su familia con alegría; que los abuelos, los tíos, los primos, se demuestren ese amor tan vivo que tiene Jesús para nosotros. No hay que salir de casa para ser testimonio del amor de Dios. No. Solo abre tu corazón y permite que se llene de amor para que puedas compartirlo y ser así un gran testimonio de Dios, ahí, desde tu casa y no olvides que tu casa es tu corazón. 

Propósito de hoy: Empieza en tu casa a dar amor a toda tu familia, diles que los quieres.