22 de noviembre: Sé el cambio.

Lucas 21, 5-11 “Todo será destruido” 

¿Qué va a pasar cuando todo se destruya? Ese día vamos a ser felices, porque ese todo se refiere a la maldad con que se vive hoy en día; a las guerras que nacen del deseo del poder, de discordias políticas, de deseos impuros en contra del otro. Se destruirán las avaricias, la codicia en los corazones, los celos y la venganza; el deseo del control absoluto sobre los seres humanos. Y cuando estemos frente a pandemias y temblores y hambre no debemos tener miedo, porque eso también desaparecerá una vez que entendamos que estamos en este mundo para procurar la paz y vivir en armonía, con amor y reconociendo que Dios es nuestro salvador, Él ya vino a sufrir y a ser injustamente crucificado, para que entendiéramos su mensaje de amor.  

El día que empecemos a ayudar a los demás solo porque podemos ayudar, no porque queremos algo a cambio; y cuando aprendamos a servir, con dignidad al necesitado, y le demos de comer al que tiene menos y cuando aceptemos a nuestro vecino cómo es, sin querer cambiarlo; es cuando vamos a poder hacer las cosas con bondad, con caridad y por amor. 

Todo será destruido para que nuestro corazón sane y restituya las heridas y los golpes que ha recibido; todos será para nuestro bien personal y común, para vivir con la verdad en la boca y que cada palabra que pronunciemos sea digna, sea justa, sea positiva. Si, ayudemos a que todo se destruya para que se acaben las guerras, principalmente las que tenemos con nuestros hermanos, o nuestros padres, o nuestros amigos. Si en casa no podemos ponernos de acuerdo, entonces ¿Por qué esperamos lograrlo afuera? Es ahí, donde estamos, donde nos tocó nacer, donde debemos poner el ejemplo de humildad y perdón, de obediencia y oración. Es ahí, donde estamos, donde debemos empezar a cambiar para poder destruir todo lo que nos impide coexistir y alcanzar la felicidad. 

Propósito de hoy: Reconcíliate con alguien a que quieres mucho y que por riñas te has alejado de ellos.