3 de noviembre: COEXISTIR EN EL AMOR.

Lucas 15, 1-10 “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido”. 

Nos llega en este evangelio la imagen del buen pastor, que está preocupado por esa ovejita que no encuentra, que se quedó atrás, tal vez la mas débil, o la mas rebelde. 

En el camino de la vida, creo que todos nos podemos identificar por esta ovejita; que estamos buscando, tal vez, algo, que no sabemos qué es. Esa búsqueda, esa inquietud, tal vez del amor, o del éxito, o de la comprensión o del acompañamiento, nos ciega ante la verdad del amor de Jesucristo. Ante reconocer que, al encontrarnos con Jesús, nuestra visión de lo que deseamos y necesitamos se ve más clara, está más cerca, mas accesible.  

También podemos identificarnos con el buen pastor, cuando estamos en la búsqueda del bien común, de que la esperanza en la gente y en nosotros mismos jamás perezca. Ese pastor que guía a su rebaño puede ser una madre, un padre, un maestro, un formador de valores, puedes ser tú: el amigo.  

Es una combinación perfecta de nuestro día a día, del yo te doy y tú me das, del yo te sirvo y tú me sirves, del yo te respeto y tú me respetas. El buen pastor y la oveja perdida. Nos necesitamos unos a otros, no somos seres creados para vivir separados unos de los otros; fuimos creados para compartir nuestros dones y valores, también nuestras tristezas y dolores y trabajar juntos por una comprensión que nos permita coexistir de manera honesta y educada, con sinceridad y amor.  

Alegrémonos al encontrar eso que buscamos y que encontramos a través del amor de Dios, sepamos reconocer y contemplar lo que se nos presenta cada mañana al despertar. 

Propósito de hoy: Procurar no perder la amabilidad con quienes nos rodean.