Lucas 13, 18-21 “¿A qué se parece el reino de Dios?”
¡A tu corazón!
Nuestro corazón es tan fuerte como es débil. Tan grande como pequeño. En él puede caber todo y nada. Por él vivimos y también morimos. Pero ¿Cómo es eso? Lo necesitamos para respirar, para sentir, para funcionar. En nosotros está de qué lo vamos a llenar.
Un corazón lleno de esperanza, de amor, de humildad y servicio, de paciencia, de verdad, de gracia y virtud, de bondad, de justicia, de caridad y perdón, siempre será un corazón que se parece al reino de Dios; porque no vas a dejar que entre en el la maldad, la violencia, el odio y el rencor, el resentimiento, la injusticia, ni cualquier cosa que pueda oprimirlo.
Muchas veces nos da coraje o enojo porque sentimos que fuimos tratados mal y si, es natural tener estos sentimientos, somos humanos y si, el corazón va a apachurrarse un poco, o va a tener dolor, o va a sufrir. Lo importante es ¿cuánto tiempo vamos a durar con este sentimiento.? ¿Toda la vida? Eso sí que nos mata, eso sí que es hacernos un mal a nosotros mismos. Me he encontrado con personas que llevan cargando dolor en su corazón desde la adolescencia y no encuentran paz, pero tampoco se explican por qué. Eso de estar peleados o de guardar resentimiento, solo nos daña a nosotros, vamos apagando ese palpitar del corazón. Entonces es donde entra el perdón. Debes perdonarte a ti, por lo que sientes, por ahí es un comienzo y en ese perdonarte vas a sanar muchas cosas, debes pedirle a Dios que te ayude a saber perdonar, ser consciente que quieres perdonar y luego, si, viene lo duro, pedir perdón. ¿Sabes? Cuando pasa el tiempo, ya no importa quien tuvo o no la razón. Lo que importa es que quieres sanar tu corazón y sacar toda tu humildad para acercarte y pedir perdón.
El perdón acerca a nuestro corazón a la paz. Nos ayuda mucho a encontrar ese lugar seguro en el que queremos vivir, que es el amor. El perdón fortalece nuestro espíritu y mejora todo lo que hay en nosotros y podemos ver el mundo de otra manera. Inténtalo.
Propósito de hoy: Reconcíliate con los demás.