22 de octubre: Veo a Dios en ti.

Lucas 13, 1-9. “Si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”. 

 Vivir una buena vida, con atención a los demás, siendo amables, serviciales y amorosos, nos llevan a una mejor convivencia con quienes nos rodean. La clave de todo está en, qué tan listos estamos para ayudar a los demás, y qué tan abiertos nos sentimos ante la posibilidad de encontrar el amor de Dios; amor que puede recibirse a través del trato con los demás, o por medio de la oración, o creciendo nuestra fe. 

Compartir tu alegría con sencillez, en el día a día, te puede llevar a estar de buen humor todo el tiempo y a estar en contacto contigo mismo, listo para ofrecer una mano amiga a quién pueda estar pasando por un momento difícil. 

Cuando vivimos en un mundo lleno de telarañas y contratiempos, de fracasos y de mal comportamiento, debemos ver hacia enfrente y pensar, que, si ablandamos el corazón al amor de Dios, puede que tengamos mejores resultados. Se que hay personas que piensan que Jesucristo es solo una historia, que no es nada más que un mito o una ilusión con la que muchos vivimos para sentirnos mejor. Lo único cierto de esto es que Jesucristo hace que nos sintamos mejor. Yo, cuando creo que las cosas van mal, solo veo en los demás la imagen de Dios, y eso me ayuda mucho a entender que todos somos diferentes y que es, en esa diferencia, que debemos aprender a respetarnos y a ser buenos unos con otros, porque yo no sé lo que tu vienes cargando, y tú no sabes lo que yo vengo cargando. Solo sabemos que mientras seamos conscientes de que Dios está presente, hay más oportunidad de hacer las cosas bien; de aprender a pedir perdón y a perdonarnos; de ser tolerantes y conscientes de las cosas que hacemos mal y de las palabras que decimos mal, para así poder arrepentirnos. 

Propósito de hoy: Se amable con alguien que vive en tu casa y sonríe.