13 de octubre: Vivir y hacer el bien.

LUCAS 11, 47-54. “A esta generación se le pedirán cuentas”. 

 De alguna manera, creo que vivimos siempre pensando en las cuentas que vamos a dar.  

Cuando estábamos chicos, por ejemplo, en las cuentas que dar a nuestros padres si rompíamos algo; a nuestra pareja que, “si fui a visitar a mi madre”; o en la oficina porque no acabamos el trabajo en tiempo o lo hicimos muy rápido; a los amigos porque hoy no salimos con ellos. Es un sinfín de compromisos que tenemos o creemos tener, y que “debemos” justificar a cada paso que damos. Tal vez, la única cuenta “que cuenta” es la de nuestro compromiso con Dios. Si fuimos buenos, si no; si con intención hicimos el mal , o lastimamos a las personas que nos rodean; o si fuimos un buen compañero de trabajo, de escuela, en la iglesia, en el club. Si fuimos generosos, o egoístas; si compartimos lo que tenemos, o si nuestra actitud fue de ira y de engaño, o de amor  y de alegría. 

Vamos pensando en la edad que tenemos y más o menos cuántos años nos quedan por vivir. Sé que no lo podemos decir con precisión, pero lo que si podemos hacer, es voltear hacia atrás y pensar si nuestra huella nos gusta; si lo que hemos hecho va dando frutos, si nos gusta lo que vemos, nuestras acciones, el amor que dimos. Entonces, ver el día de hoy y pensar de qué manera queremos ser recordados.  

En los años que nos faltan por vivir, sea uno o diez, o veinte, o los que sean, ¿cómo me gustaría que los demás pensaran de mí?. Nunca es tarde para voltear y cambiar. Cambiar para el bien nuestro y el de los demás. Ser más amables, serviciales, honestos. Tener mejor actitud de tolerancia, de bondad, de paciencia hacia los demás. Construir bases que dejen frutos buenos y sanos. Acabar con el dolor que tal vez venimos cargando, recordando que no hay mal que dure cien años y mucho menos quién lo pueda soportar. Todo tiene su momento final y su momento de comienzo. Piensa qué quieres terminar y qué quieres empezar para el resto de tu vida. Has las cosas diferente, y procura mejores resultados. Recordemos que en este camino no tenemos que ir solos, ¡dejemos que Jesús vaya con nosotros!. 

Propósito de hoy: Identifica algo que hiciste hoy y que no te gustó y modifícalo para que mañana lo hagas mejor.