12 de octubre: Quiero ser feliz.

Lucas 11, 42-46. “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!” 

Cargas insoportables. Cuando dejamos fuera las convicciones de la fe y los valores morales, tal vez sentimos que nos caen encima un montón de cargas insoportables. Y ¿Qué tan difícil es vivir abrazados de la fe y del Espíritu de Dios? A mí me gusta mucho pensar en los dones del Espíritu Santo, creo que son como una guía para hacer el bien con intensión, pero sé que muchas veces no los recordamos o tal vez los desconocemos, por consiguiente, es muy fácil salirnos del camino que nos lleva a ser felices y a tener paz con uno mismo y con los demás.  

Has estado en alguna situación en que actúas incitado por acciones desordenadas, por así llamarlas, como la impureza, el desenfreno, la idolatría, la rivalidad, la ira, el egoísmo, el odio, la vanidad, la fornicación y los vicios, y ¿no sabes cómo salir de ahí?. Continuas en situaciones que solo te alejan de ti mismo y de quién eres, al grado que ya te identificas de esa manera, no sabes distinguir el bien del mal; pero tampoco sabes cómo empezar a cambiar.  

El Espíritu nos invita a vivir de tal manera que logremos alcanzar nuestro bien y el de las personas que nos rodean, nuestros padres, hijos, amigos. Creo que solo debemos dar el primer brinquito: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Retomar nuestro valor personal, llenarnos de los dones que nos fueron dados como el amor, la alegría, la paz, la tolerancia, la amabilidad, el dominio de uno mismo y que la presencia de Dios fortalezca nuestra fe y restablezca nuestros valores, y así poder salir del lugar que nos limita, de las situaciones que nos lastiman, de la vida que nos quita la paz y nos impide ser felices.  

Propósito de hoy: Dar el primer paso a ser feliz o a ser aún más feliz.