5 de octubre: Oro por tu amor.

Lucas 11, 1-4. “Señor, enséñanos a orar”. 

Tú sabes que cuando hablas casualmente con Dios, ¿Estás orando?. Y ¿Cómo es eso?. Bueno, es bien sencillo. Cuando hablas y mencionas a Dios, por ejemplo, pidiéndole que te ayude porque vas tarde al trabajo, o cuando te peleas con alguien y le ruegas que te ayude a resolver el problema pronto, o cuando estás en un apuro y acudes a Él; eso es rezar, es acordarte de Jesús porque lo necesitas.  

La forma en que se nos enseña a orar, es través de la lectura de la biblia, o el asistir a misa, o el rezo del rosario, entre muchas maneras más. La que a mi más me gusta es la del diálogo constante con Jesús, que es como esa vocecita de la conciencia (como nos decían de chiquitos). Y yo creo que es el Espíritu Santo que va guiando mis pasos, mis decisiones, mi manera de actuar. Claro que no es fácil, requiere tener un corazón dispuesto a dejarse amar por Jesús. Él está aquí siempre, pero no le abrimos la puerta; el diablo nos persigue y nos pone tentaciones que, a su vez, son las pruebas que debemos superar, por eso, debemos abrir nuestro corazón al amor de Dios. 

Un diálogo con Jesús, es honesto, genuino, sincero, puedes estar muy contento o muy triste; pero estás hablando con Él, te estás liberando de tus pesares, tal vez le estás pidiendo algo que necesitas, le hablas o le gritas, tal vez lloras o tal vez estas feliz, ¡pero le estás hablando!. Le estás permitiendo entrar a tu vida y tal vez dejándolo amarte, eso es orar.  

Propósito de hoy: Hacer una oración diciéndole a Dios que entiendes sus enseñanzas y que quieres que entre a tu corazón.