2 de octubre: Mi oración.

Lucas 17, 5-10.  “Auméntanos la fe”. 

La fe, la confianza.  

La fe viene de saber quién es Dios y la confianza del testimonio que damos de nosotros mismos. Ambas muy importantes para nuestra vida. La fe nos alimenta espiritualmente, nos lleva a ser mejores personas y a servir a los demás con dignidad y con amor. La confianza nos permite creer en el otro porque nos ha demostrado que es digno de su palabra y va a cumplir lo que promete o lo que se propone. La fe, viene del amor de Dios, es lo que nos hace reconocerlo como la estrella que guía el camino hacia nuestra plenitud como seres humanos; es la honestidad con que vivimos, es el agradecimiento con que alimentamos el deseo de ser mejores personas.  

Decía la Madre Teresa de Calcuta, que la fe sin caridad no sirve de nada. Es con la fe, que somos bondadosos, serviciales, amables, cariñosos y mejores personas porque nos sabemos amados y recompensados en el amor de Dios. La fe es un impulso que obtenemos a través de la oración y la oración nos lleva a conocer a Dios, y en nuestra vida conocer a Dios es alcanzar la felicidad. 

Igual que cuando nuestros amigos y familiares confían en nosotros, Dios confía en que seamos testimonio de fe. Fe que nos aumenta por medio de la oración, de la convivencia, de la cercanía que tenemos cuando le pedimos que nos ayude cuando lloramos si algo nos lastima, cuando le agradecemos por sus bondades y lo bendecimos por este día más de vida.  

Cuando aceptamos sus motivos, aun si no entendemos, Dios aumenta nuestra fe.  

Propósito de hoy: Orar.