20 de septiembre: ¿Cuál es tu poder?

Mateo 23, 1-12. ”No imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra”.

Ser fiel a nuestra palabra. 

Eso habla muy bien de cada uno, es cuando decimos algo y somos coherentes con nuestras acciones. Sin embargo, cuando hablamos de sueños, porque solo soñamos que hacemos algo beneficioso y no, es cuando nos salimos del enfoque cristiano de cómo vivir la vida, para bien nuestro y del que nos rodea. Las tentaciones llegan con tanta sutilidad que no nos damos cuenta, por ejemplo tener vicios, dejar de ayudar al otro, tener conductas de exceso que nos dañan, y dejamos de ser fieles a nosotros mismos, o quién sabe, tal vez así somos siempre. Quienes lastiman porque pueden, oprimen al débil también porque pueden, ofenden por el gusto de humillar a alguien, incluso le mienten a quien más confianza les ha ofrecido. Todo para que la gente los vea y piensen que son más poderosos. 

Es nuestra tarea pensar qué clase de poder queremos tener. El poder negativo o el positivo. Cuando hablamos del amor de Dios y contagiamos a los demás estamos teniendo un poder maravilloso, que viene justo de Él y  tal vez yo le llamaría GRACIA, porque Él nos ha dado la valentía de compartir su amor y su palabra. Entonces sí que somos poderosos y sí que vale la pena morir intentando tener ese poder positivo, lo demás que engrandece sacrificando el amor y el dolor de otro, no es poder, es egoísmo, es odio, es rencor y sobre todo es orgullo. Busquemos en nuestro corazón que tipo de poder ejecutamos al día de hoy y analicemos si merece la pena llevar una doble vida o si con nuestro ejemplo podemos ser capaces de influir en los demás para el servicio y el bien común.

Propósito de hoy: Seamos amables en el hablar y en el actuar.