18 de septiembre: ¡Soy consciente!

Lucas 16, 10-13 . “No pueden ustedes servir a Dios y al dinero”.

Nuestras prioridades.

La palabra de hoy nos ayuda a poner las cosas en su lugar. Acordarnos que los valores morales son más importantes que los valores del mundo. Sí, es verdad que el dinero trae una gran comodidad, y nadie está en contra de ello. Lo principal es estar conscientes de hasta dónde el dinero nos controla, qué valor que le damos y si lo preferimos dejando fuera de nuestro corazón lo que en verdad nos hace feliz. 

Los bienes materiales, cuando nos distraen del propósito de Dios para nuestra vida, se convierten en obstáculo, no nos permiten avanzar en la humildad y el servicio a los demás. Nos llenan de orgullo, de avaricia, de envidia y nos ciegan ante cualquier deseo de hacer el bien. 

El dinero se representa mucho con el concepto de las tentaciones y la corrupción, de las drogas y de los abusos; por ello se dice que o sirves al dinero y te esclavizas en deseos que jamás te van a satisfacer; o te quedas con Dios, que te llena de su amor que contagia generosidad, humildad, caridad y paciencia, (entre tantas cosas más) y que te llevan a lograr una vida más plena. El dinero puede facilitarnos el camino, pero jamás va a suplir las bondades que Dios pone en nuestro corazón.

Propósito de hoy: Hacer conciencia de cuáles son nuestras prioridades y si nos hacen feliz.