14 de septiembre: Amor eterno.

Juan 3, 13-17. “El que crea en Él tendrá vida eterna”.

La vida nos llena de incertidumbres personales y sociales, ya sea dentro del núcleo familiar, en la escuela, en el trabajo; también nos implica emociones difíciles de contener, como el odio, el amor, el rencor, la hostilidad; y nos enfrenta a realidades a veces imposibles de superar como la muerte, la soledad, la depresión. Mi fe, me ayuda a vivir y no solo a “sobrevivir” en este mundo; me da fortaleza, me ayuda a ser justa, hace que crezca mi prudencia y  me llena de amor. ¿Te pasa igual a ti?.

Yo nací en un pueblo Católico, por consiguiente sigo con amor y fe, las enseñanzas de Jesús y creo que es el Hijo de Dios que vino a morir por mi. Otras religiones tienen su propia concepción de Dios y sé que su fe también los salvará. Creer en Dios es algo natural y me pregunto cómo viven los que no creen en Jesús, al saber que lo único que condena al ser humano es creer firmemente que Dios es un mito, que es una ilusión y que su existencia fue y es inexistente. 

Una vida sin Dios, para mí, es difícil de comprender.  Porque Dios es amor y es por su amor que somos capaces de salir adelante de las dificultades del mundo y es por ese amor que somos fuertes y nos llenamos de valor para aceptar la vida y a los demás. Hagamos el intento todos los días por mejorar la forma en que recibimos a Cristo en el corazón, dejemos que su bondad y su amor haga crecer en cada uno, la esperanza de la vida eterna.

Propósito de hoy: Piensa en las bondades que te da el amor de Dios.