10 de septiembre: Me descubro.

Lc 6, 43-49. “Cada árbol se conoce por sus frutos”.

Cómo son tus frutos. ¿Buenos o malos?. ¿Cuáles son tus frutos?. ¿De qué está lleno tu corazón?. No podemos dar lo que no tenemos en el corazón. Si somos malas personas con los demás, jamás podremos ser bondadosos, o fieles, o modestos, ni tendremos paz, ni gozo, ni paciencia. Pero si somos buenas personas, somos capaces de todo. De dar, de servir, de comprender, de escuchar, de amar.

¿De quién te acuerdas cuando hablas de frutos buenos o malos?. Tal vez de tus padres, o de tus hermanos, o de algún amigo. Yo siempre pienso en mis padres, que me han dado tanto y me acuerdo también de mi maestra del kinder, Miss Quetita. Ella nos enseñó bases fundamentadas en el amor, porque ella está llena de amor y de alguna manera soy fruto del ejemplo de amor que ella y mis padres, me han dado toda mi vida, hasta hoy. 

Nosotros somos el árbol que dará frutos y por nuestros frutos seremos conocidos. Hagamos de nuestra vida algo productivo, que nuestro esfuerzo valga la pena; seamos fieles a nuestra fe, a nuestra palabra, a nuestras convicciones. Que nuestras acciones jamás nos avergüencen ni nos hagan sentir mal con nosotros mismos ni con los demás. Aún estamos a tiempo de modificar nuestra ruta y de ser reconocidos por nuestra bondad, nuestras buenas obras y nuestro amor. 

Propósito de hoy: Que has sembrado en tu vida. Descubre un fruto nuevo en ti.