5 de septiembre: Salvando vidas.

Lucas 6, 6-11. “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?”.

El bien, siempre el bien y salvar una vida, siempre la vida. Recuerdas cuando había una chica en la escuela recién llegada que aún no conocía tu idioma, era extranjera. Y en lugar de ayudarla, te reíste de ella. O tal vez esta chica eras tú. Y sin querer actuamos mal, la disculpa de la juventud y falta de sensibilidad, hoy día nos hace creer que no fuimos tan malos, o que no nos trataron tan mal. 

Yo sé que en muchas ocasiones hacemos el mal sin darnos cuenta. Las reacciones automáticas que guardamos en nuestro cerebro, no se detienen a analizar si nuestros comentarios pueden lastimar a alguien o no; solo los decimos, así, sin pensar. Y quiero creer que con el tiempo se nos ha dado la gracia de rectificar, siempre hay espacio para ser mejores y cambiar.  Cambiar primero para nosotros mismos y entender que somos una imagen de Dios para los demás y luego, para alcanzar nuestra felicidad a través del amor del que somos capaces de sentir por los demás. 

Que nuestras palabras y acciones no acaben con la vida de nadie, porque en la palabra hay muchas emociones que al lastimar al otro se convierten mortales, hagamos siempre el bien, cada vez que podamos.

Propósito de hoy: Dar una palabra positiva a alguien que sepas han lastimado anteriormente.