11 de agosto: Aprendiendo a perdonar.

Mt 18, 21–19, 1

En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.

¡Difícil!. 

Sé de familias que han peleado; que no logran llegar a un acuerdo de reconciliación, y se llenan de un dolor tan grande, que se les ha olvidado lo que los hace feliz. Viven, sin vivir; porque se pierden en su rencor, en su egoísmo, en su propia verdad y se olvidan de lo que nos vino a enseñar Jesús en la cruz: EL AMOR.

“Hasta setenta veces siete” y si nos hace falta una vez más, adelante: perdonemos una vez más. Se escribe y se lee fácil, pero ¿Porqué nos cuesta tanto perdonar con el corazón?. A veces somos tercos y queremos que el otro nos venga a pedir perdón y nos bloqueamos, perdemos la razón. Hay que abrir el corazón, permitir que Dios nos llene de su amor, de su compasión, de su humildad para perdonar y en esa humildad dejemos fuera los orgullos que nos impiden avanzar hacia nuestra verdadera felicidad. Lo vamos a lograr a través del amor, que trae el perdón.

¡Ánimo!:  Encontremos un punto de amor y compasión, que no detenga nuestros corazones de poder amar al que nos ha lastimado. Aprendamos a pedir perdón con humildad para recibir la gracia de Dios y la felicidad que nos hace tanta falta.

PROPÓSITO DE HOY: Seamos felices.