4 de agosto: Yo te reconozco.

Mateo 16, 13-23

“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?. Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?¨.

Para algunas personas esta pregunta no tiene respuesta porque no conocen al Hijo del hombre. Aún no han abierto su corazón al amor de Dios. Están esperando, tal vez, un milagro en sus vidas para decir con fe, que Jesus lo es todo.

Sin embargo, ésta mañana al despertar, abrimos los ojos, nos levantamos, caminamos, saludamos a quien está ahí con nosotros. ¿No es acaso esto un milagro?. Todos los días vivimos milagro tras milagro; hoy evitamos un accidente de auto, no peleamos con nadie ni dentro ni fuera de nuestro hogar o lugar de trabajo. Hoy amamos a nuestra familia, a nuestros amigos; hoy hemos sido capaces de disfrutar lo que nos rodea, la naturaleza, el parque, los niños, nuestros abuelos, la vida.

Somos testigos de milagros todos los días, solo que no se nos ha enseñado a reconocerlos.

Así es Dios, amoroso, milagroso, solo nos hace falta abrir el corazón y dejarlo entrar a nuestra vida para darnos cuenta quién es y de qué manera nos ama. Hay que dejarlo actuar, porque siempre nos guiará hacia lo que es mejor para cada uno y hacia dónde debemos estar.

Propósito del día: Reconozcamos a alguien con una palabra de amor, por lo que ha hecho en nosotros.