25 de julio: Aprendamos a servir.

Mateo 20, 20-28

“El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”.

Habla el evangelio de ser esclavos y servir. Literalmente la palabra esclavos puede causarnos inquietud. ¿Por qué voy a ser un esclavo? Qué quiere decir esa palabra tan fuerte. Sin embargo es fácil de entender, les pongo un ejemplo: hoy día, la mayor parte de nosotros tenemos un aparato celular para comunicarnos con los demás. ¿Qué sucede cuando sales de casa y te das cuenta que lo olvidaste? ¡Corres!, ¡Te regresas! Y no te importa llegar tarde a dónde te diriges, es más importante no dejar el celular fuera de tu alcance…¿Te  das cuenta que eres esclavo de esa máquina infernal?. 

Ahora, visualiza cuando en casa eres servicial con tus padres, ayudas a tus abuelos, enseñas a tus hijos, cuidas que tu hogar tenga un ambiente de alegría por la parte que te toca a ti contribuir. Esa es la esclavitud, como yo la identifico en las palabras de Jesus, porque cuando servimos con amor, no nos parece que estamos siendo esclavos, porque lo hacemos desde el corazón, desde el deseo de crear una convivencia armoniosa con los demás. Si el Hijo del hombre vino a dar la vida por nosotros, porque no aprendemos de Él y de María Magdalena a ser serviciales y sentir que pertenecemos a un entorno del que nos sentimos orgullosos. No se trata de ganar, o ser el mejor, o tener más; no; se trata de aprender a servir a los demás para encontrarnos contentos en nuestro día a día y entonces sí, merecer el reino de Dios.

Propósito del día: Ayudar a alguien sin que nos lo pida.