Lucas 11, 1-13
“Entonces Jesús les dijo: Cuando oren digan:
Padre santificado sea tu nombre,
Venga tu reino,
Danos hoy nuestro pan de cada dÍa
Y perdona nuestras ofensas,
Puesto que también nosotros perdonamos
A todo aquel que nos ofende
Y no nos dejes caer en tentación.”
¿Recuerdas la primera oración que aprendiste cuando eras pequeño? Para mi fue: ‘Angelito de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, porque me perdería’. ¡Y aun la sigo rezando¡ y para ti, cual es la oración que más recuerdas en tu vida, la primera o la última, tu favorita, la que tiene un fuerte significado de fe para ti. Rezar es un regalo. No todas las personas saben rezar o entienden el significado de la oración. Dicen que una madre que ora por sus hijos, siempre es escuchada, como Santa Mónica. Y así mientras más rezamos más oportunidad tenemos de que Dios nos escuche y responda a nuestras necesidades, o angustias. A mi me gusta pensar que orar por mis hijos, mis familia, mis amigos y todos aquellos que aunque no conozca, se que una oración puede ser luz para ellos, va a llevar a sus corazones consuelo.
Yo tengo una amiga muy amada y cuando salgo con ella se que vamos a compartir nuestras confidencias desde la última vez que nos reunimos y siempre voy con entusiasmo y alegría a verla porque su compañía me hace muy feliz. Imagínate que tienes un amigo, que solo pensar en él te llena el corazón de un gozo inexplicable, más que cuando ves a tu amiga, como me sucede a mi. Me lleno de una alegría aun en mi tristeza, y se que en cualquier momento puedo llegar y hablar con él, que siempre me escucha y me responde con mucho amor. Ese amigo es Jesus. Y hablar con él es sinónimo de oración, así sin dificultad, sencillo, solo di su nombre y háblale, él te escucha.
Propósito de hoy: Haz oración a nombre de alguien especial en tu vida.