30 de Junio: Desparalizar el corazón

Mateo 9, 1-8

La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

Una vez más comprobamos que Dios es Dios. Y que le ha dado todo poder a su hijo, Jesucristo. Escuchamos con tal determinación: “Levántate toma tu camilla y anda”. Estas palabras se las dice a un pobre hombre que llevaba postrado años. Pero antes de pronunciar estas palabras le dice “animo tus pecados te son perdonados”. A mí siempre me ha impactado esto. Cristo le da más importancia al alma que al cuerpo. Me explico. El corazón estaba paralizado por sus pecados, quizá paralizado por el desaliento, el enojo, la desgana, el racionalismo, el sentido de víctima -porque a mí, es que yo-, pero dentro de ese corazón también había un querer ver, querer caminar, un querer querer, había algo de esperanza y fe. Cristo ve más allá de un hombre paralítico, ve ese rayo de fe y esperanza que brillaba en el corazón de aquel pobre hombre y desata aquello que paralizaba no sólo el corazón pero también el cuerpo. Dejemos que Cristo desate aquello que paraliza mi corazón para amar más y mejor; aquello que me impide perdonar, aquello que nubla mi mirada para ver el amor que me rodea, aquello que me paraliza, me encierra en mi egoísmo y vanidad. Fui creada para amar, el amor nos hace libres, no dejemos que el enemigo nos paralice. Escuchemos como hoy Cristo nos llama por nuestro nombre y nos dice: ” Levántate toma tu camilla y anda”.

Propósito: hoy sonreír, hoy servir, hoy amar.