23 de abril: Salir a vivir lo vivido

Mc 16, 9-15

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

No quiero ser la aguafiestas pero se “nos acabó el veinte de la vacación”. Volvemos a la vida ordinaria y volvemos con un mandato de Cristo: “Vayan por todo el mundo”. Hemos vivido unas semanas intensas, ya sea misionando, peregrinando o vacacionando. Hemos vivido la pasión de Cristo y hemos resucitado con Él. Nos ha tocado el corazón; ahora nos toca salir a predicar “todo lo que yo les he enseñado”. Fíjense bien que dice, todo. No le podemos quitar páginas al evangelio, ¡ay! es que esto de perdonar setenta veces siete a mí no me gusta, para fuera. O esto de quedarme con mi marido para siempre ya no me está gustando, para fuera. O tratar bien a los enemigos, caminar la extra milla, poner la otra mejilla… Para fuera. No, todo lo que Él nos ha enseñado. Nos enseña amar pero también a perdonar; nos llama amigos pero nos pide amar a los no tan amigos; nos promete que estará con nosotros hasta el fin del mundo, pero igual nos pide abrazar la cruz de cada día; nos dice que para recibir hay que pedir. Nos dice que el mandamiento más importante es amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Aquí se encierra toda la doctrina del amor. Como dice San Agustín: AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS.

Propósito: Salir al mundo, mi mundo de cinco personas que me rodean, y amemos.