20 de abril: Ir a donde encontré el Amor

Lc 24, 13-35

Lo reconocieron al partir el pan.

Los discípulos estaban cabizbajos, confundidos, aterrados, en cierto sentido desilusionados. Pedro y Juan se encierran en un cuarto. La Magdalena corre al sepulcro, los de Emaús, se van a su pueblo, a su vida antes del Señor… ¿A dónde me lleva a mi el dolor, a dónde me lleva a mí el amor? A la Magdalena la llevó al sepulcro, a María la llevó a la oración y a las escrituras, a Pedro y a Juan a donde todo empezó en el lago ¿A dónde me lleva a mí? No hay que dejar que me pase como a los de Emaús que se van a su pueblo, es decir, a su vida antes del Señor, no. Yo igual que María y la Magdalena: elevar la mirada, salir en busca de mi Señor, refugiarme en la oración y ahí encontraré a mi Señor. Ahí en la Eucaristía es donde Él no solo está, sino que se me da, se revela con toda su gloria. Buscarlo ahí en las escrituras, dejar que me hable al corazón para que arda y se encienda y así igual que todos los que experimentan su amor, salir a transmitir ese gozo y que otros muchos también puedan decir: El Señor vive y yo me lo encontré. Yo también reconocí al Señor al partir el pan.

Propósito: hoy reconocer al Señor en mi día a día.