3 de marzo: cargar mi cruz y sonreír.

Lucas 9, 22-25

El que pierda su vida por mi causa la salvará.

Este evangelio, aunque es difícil de acoger, pues Cristo nos pide “toma tu Cruz de cada día” está a la vez cargado de esperanza. A mí en lo personal me ayuda mucho la frase “de cada día”. Es decir, cargar lo que hoy se me presente. El ayer ya se fue, el mañana no sé si llegue, pero lo que es “seguro” es el hoy. Cargar mi cruz de hoy. Cristo no nos pide más de lo que podemos cargar. Nos da la dosis necesaria para cada día, incluso El mismo nos lo deja claro en el padre Nuestro “daños hoy nuestro pan de cada día”. Cristo ni nos quiere sobrecargar, ni empachar. Vivamos con mucha esperanza en que hoy tengo todo lo necesario para ser feliz. Lo que hoy la vida me presenté es lo que hoy necesito para amar a Cristo, para amar a los demás y para servir a Cristo y servir a los demás. Hoy voy a amar, hoy voy a ser feliz, hoy voy a cargar mi cruz, hoy voy seguir a Jesús. Hoy.

Propósito: hoy sonreír.