18 de marzo: revivir el corazón.

Mateo 21, 33-43.45-46

Este es el heredero: venid, lo mataremos.

Cuando fue el ataque de las torres gemelas, circulaba un artículo que se llamaba “Dónde estaba Dios en septiembre 11”, al final decía “no estaba, pues lo sacaron del país y lo mataron”.  Esta parábola de la viña y los viñadores asesinos es justo eso. Nosotros somos esa viña, pero nos gana la avaricia, el poder, la comodidad, la ignorancia y preferimos matar al Viñador y así  acabar con los problemas. Mejor no ir a misa, no conocer los mandamientos, quitarle las palabras duras al Padre Nuestro, matar al Viñador; mejor vivamos bien, sin robar, sin matar a nadie, tranquilitos, sin empujar, matar al Viñador; vivamos llenando la vida de superficialidades, cafecitos, fiestas, socialito, viajes, matar al Viñador. Matar al Viñador, es matar la conciencia, adormecerla, ya no me da remordimiento, no siento nada. Gracias Señor por mandarnos año con año la Cuaresma, que nos viene a “revivir” el corazón para despertarlo, que vuelva a sentir, sentir amor. No matar al Viñador, a Cristo, que viene a cultivar mi viña, mi corazón, para que éste de mucho fruto, y su vino, la caridad, el amor, pueda saciar y endulzar muchos corazones.

Propósito: hoy hacer algo por alguien que no sea yo.