12 de marzo: sed perfectos: amar.

Mateo 5, 43-48

Sed perfetos, como vuestro Padre celestial.

Hoy se casa mi sobrina. Todavía me acuerdo cómo desde sus once años se venía de misiones conmigo, era “la traductora oficial” (mis grupos eran de Estados Unidos). Se preguntarán qué tiene que ver el evangelio de hoy con esto. Pues no sé, pero como yo escribo de lo que hay en mi corazón, vamos a ver qué me dice mi Señor. Cristo dice “Sean perfectos, ama al enemigo, sirve a quien te calumnia, pide por aquel que te ha faltado…” No muy alentador para un día lleno de amor. En realidad éstas líneas esconden todo lo necesario para que “mi niña” empiece con éxito la mejor aventura de su vida, y el ingrediente necesario para un feliz matrimonio. Que no es otra cosa que SER PERFECTOS. Ser perfecto es vaciar el corazón para volcarlo en el otro, en los demás. No importa si es amigo o enemigo; no importa si me dará las gracias; no importa si me trata bien o mal. Mi sobrina dese niña siguió este “camino de perfección”, siempre buscando la manera de seguir y ayudar al otro. Siempre poniendo a los demás primero. Ahora ese otro, ese primero, será su compañero de vida. Hoy le pido a la Virgencita para que le ayude a ella, y nos ayude a todos a ser generosos y nos ayude a ser perfectos, es decir a volcar mi corazón en el otro, en los otros.

Propósito: seguir vaciando el corazón para llenarlo de amor.