24 de febrero: Hacer limpia del corazón.

Marcos 9, 41-50

Más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al infierno.

El deseo de todo ser humano, independientemente de fe, cultura, creencia, es ser feliz. Para nosotros cristianos ese ser feliz tiene una “meta”, el cielo. Hoy Cristo nos dice que si queremos llegar al cielo tenemos que hacer limpia. Y es que, para llegar, hay que viajar ligero. Llevar lo esencial que es un corazón lleno de amor y servicio. Todo lo demás para afuera. Cristo incluso nos dice que es mejor entrar mancos y cojos. Si la mano y el pie nos estorban pa fuera. Tomemos unos minutos para pensar que es aquello que me estorba, que tengo que cortar, que tengo que eliminar, que tengo que dejar. Quizá un vicio, un apego desordenado a cosas o persona, seguridades materiales y pasajeras. Esto no significa que tengamos que vivir tristes o angustiados, todos lo contrario, tenemos que “ponerle sabor” a la vida. Cristo mismo nos dice que “si la sal pierde su sabor de que sirve”. Hay que vivir con alegría, transmitir esa alegría. Esa alegría viene de sabernos hijas de un Padre amoroso que nos espera en el cielo para darnos ese abrazo eterno.

Propósito: hoy “anotar” puntos para el cielo.