Marcos 8, 1-10
“La gente comió hasta quedar satisfecha”.
Hoy sí que quedamos saciados con tanto milagro de mi Señor, abrió el entendimiento para confiar en el mandamiento de Dios y no en el del hombre, lleno nuestro corazón de certezas, curo a la niñita poseída, el ciego vio, el mudo hablo, el sordo oyó… Y todo esto lo pudo hacer porque encontró hombres y mujeres que supieron optar por el amor, que supieron dar buen uso a su libertad, que supieron ponerse la camiseta y ser del equipo de Cristo, poniéndolo todo, sus cualidades, sus inseguridades, sus virtudes, sus defectos. Hombres y mujeres que pusieron a los pies de Jesús sus cinco panes y dos peces y Cristo los multiplicó hasta que todos quedan saciados. Eso es lo que él va buscando para obrar sus milagros y saciar nuestro corazón, nuestros panes, sea uno o sean cinco. Necesita de nuestra opción, de nuestra libertad que diga si, para poder obrar. Sin miedo y con mucha confianza saquemos nuestro pan de hoy para que El lo pueda multiplicar y saciarme de Su amor.
Propósito: hoy dar “mi pan” para que el pueda alimentar a muchos y saciarlos de Su amor.