22 de enero: Cristo es un “loco” por quien vale dar la vida.

Marcos 3, 20-21.

Su familia decía que no estaba en sus cabales.

Bien dice el dicho: “Nadie es profeta en su propia tierra”. Los parientes de Jesús le creían loco, pues como bien sabemos su mensaje era contradictorio: amar al enemigo, perdonar al que nos ofende, dar sin recibir…quizá a nosotros nos pase lo mismo y nos tachen de mocho(a)s. Recuerdo que hace ya casi 18 años una chica me preguntó por “mi marido” pues vio mi anillo. Brevemente le expliqué que era consagrada, que había dado mi vida para servir a Dios y a Su Iglesia. No había ni terminando de hablar cuando se empezó a reír casi diabólicamente y me dijo: ¿cómo, si Dios no existe, es un invento del hombre?, la miré fijamente y le dije: Quizá tengas razón, Dios es un invento, pero ese invento a mi y a muchos nos hace plenamente feliz, no tengo nada que perder, si al final no existe, yo fui plenamente feliz, la miré fijamente y le pregunté, ¿y tú, eres feliz? Bajó la mirada, no pudo contestarme. Vale la pena arriesgarlo todo para ser feliz aquí y ahora. Si al final descubrimos que todo era una mentira, no perdimos nada y lo ganamos todo: felices aquí y allá. Que nos tachen de locos, pero locos felices.

Propósito: seguir caminando firmes, como San Pablo: Sé en quien he crecido y estoy seguro.