Marcos 1, 40-45
La lepra se le quitó, y quedó limpio.
Una vez más nos encontramos con nuestro amigo el leproso que se acerca con toda confianza a Cristo y le pide de corazón, “Si quieres puedes curarme”, en esta ocasión escuchamos la respuesta de Cristo: “Sí quiero”. Guardemos un poquito de silencio y escuchemos como Cristo nos susurra muchos “si quiero” a lo largo del día….Si quiero que seas feliz y goces de este amanecer, si quiero que en tu casa reine la armonía por eso disfruta una comida en familia, si quiero que haya paz en tu corazón por eso haz aún lado tus preocupaciones yo me encargo de ello, si quiero que te sientas viva, por eso vive la vida y no dejes que ésta te viva, si quiero verte realizada por eso desarrolla tus cualidades y talentos, si quiero que desarrolles la paciencia por eso cuenta hasta diez y respira, si quiero que practiques la caridad por eso a hablar bien de todo y todos…si quiero que te sientas amada por eso abre tu corazón y mira a tu alrededor.
Propósito: caminar con el corazón atento a escuchar la voz de Cristo que me dice: SI QUIERO