10 de enero: Testimoniar con la vida la alegría del Evangelio.

Marcos 1, 14-20

Convertíos y creed en el Evangelio.

Cuando leemos la llamada de los apóstoles, como hoy que Jesús se encuentra a Simón(Pedro)y a su hermano Andrés y les dice “Síganme, los haré pescadores de hombres”, podríamos pensar que es solo para los que tiene un llamado al sacerdocio o vida consagrada, pero se equivocan. Cristo llama, es verdad, a algunos como a mi, nos pide dejarlo todo para dedicarnos por completo a Su servicio, pero a ti y a mí como bautizados, también nos llama, y Cristo sigue llamado como hace dos mil años. Nos llama a ser pescadores de hombres. Sí a “pescar”. La única manera de atraer hombres a que nos sigan es a través del testimonio. Si Simón y Andrés siguieron a Cristo sin conocerle, debía ser porque su presencia atraía, imponía, su autenticidad, su firmeza, su ternura en la mirada… ¿Qué ve la gente en mi? Atraigo por mi solidez, por mi autenticidad, por mi alegría, por mis principios y valores, o atraigo por mi nombre, mi apellido, porque voy vestida a la última moda, por qué pertenezco al club…si soy de los primeros llenaré la barca de la Iglesia de hombre y mujeres comprometidos con Cristo y su mensaje de amor; si soy de los segundos, en cuanto se me acabe el atractivo, el brillo, la barca estará vacía y lo más triste, me quedaré sola. Escuchemos a Cristo que sale a mi encuentro y me pide le siga para ayudarle a pescar y llenar la barca de hombres y mujeres felices y alegres porque han encontrado a Aquel les llena el corazón.

Propósito: transmitir alegría, paz, amor, seguridad, que solo El, Cristo, me puede dar