Lucas 6, 12-19
Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles.
“Subió al monte a orar…al bajar llamó por nombre a Sus de apóstoles”. Cristo antes de asignar cualquier misión reza y luego asigna. Muchos se estarán preguntando o cuestionando yo no tengo ninguna misión a mí no me ha llamado a nada especial. Se equivocan, todos y cada uno de nosotros tenemos una misión. Al ser bautizados se “imprimió” en nosotros una misión: “ser santos”, es decir “ser felices y hacer felices a otros”. Nadie puede decir yo no puedo, eso no es para mí… porque Cristo todos los días reza por ti y por mí para que podamos cumplir la misión que hoy nos encomienda. La de ser mujer-esposa-madre, hija, amiga, hermana; o la de ser hombre-esposo-padre, hijo, amigo, hermano; la misión es la misma para todos, lo que cambia es el cómo. Cristo hoy nos lanza una misión depende de nosotros si respondemos o no. Depende de nosotros si nuestro nombre queda escrito en el libro de oro.
Propósito: hoy decir sí a lo que venga y hacerlo con una sonrisa.