Lucas 12, 35-38
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar los encuentre en vela.
Se cuenta la historia de un monje al que le preguntaron: “¿Qué haría si supiera que hoy sería su último día?”, el monje sereno contesto: “seguirá haciendo lo que estoy haciendo”. Este monje estaba listo para encontrarse cara a cara con Dios. Él había vivido su vida amando por lo tanto amando y haciendo lo que él quería. Por qué a fin de cuentas cuando uno ama verdaderamente todo lo que hacemos nos gusta (yo aún no consigo gustar de las 5:50 am) o nos debería de gustar, sino, es que todavía nos falta meterle un poquito más de amor. Cristo nos pide que estemos preparados para cuando llegue a tocar nuestra puerta para llevarnos a la casa eterna. En las sacristías (donde los padres se revisten antes de salir a oficiar misa) de las casas de las Misioneras de la Caridad hay una inscripción que dice: “Celebre como si hoy fuera su primera misa, como si hoy fuera su única misa, como si hoy fuera su última misa”. Aprendamos a vivir nuestro día como si fuera el primero, el único, el último día, para poder decir como el monje, si hoy tocaran a mi puerta, seguirá haciendo lo que estoy haciendo.
Propósito: No irme a la cama sin haber perdonado a quien tenga que perdonar. Ni irme a la cama enojado con nadie.