Sábado 9 de octubre: Escuchar y actuar

Lucas 11, 27-28

“Dichoso el vientre que te llevó! Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios!.

La radicalidad que Cristo pide es premiada. Cristo eleva toda dimensión, es decir Cristo valora más los actos del corazón que los actos más ordinarios sin amor. Cristo valora la maternidad de su madre, pero valora mucho más el que Ella al escuchar “La Palabra”, la haya puesto en práctica, haya dicho que sí. Es decir podemos hacer mil y un actividades, mil y un caridades, subir, bajar, pero al final del día Cristo nos va a pedir cuentas: ¿escuchaste mi Palabra? ¿la pusiste en práctica? Porque es muy fácil hacer una labor social, escribir un cheque, llevar ropa, dar pláticas, organizar club de adolescentes… Todo eso es muy bonito, y a veces hasta satisfactorio, pero perdonar, servir al enemigo, caridad de palabra no sólo de obra, es decir no criticar ni juzgar, venderlo todo, no reservarme nada, amar la vida y no dar muerte al inocente, dejarlo todo por y hacerse uno con el otro (matrimonio centrado en la pareja y no en los hijos), caminar la extra milla, voltear la otra mejilla… Eso es escuchar la Palabra y ponerla en práctica. Es por eso que Cristo es lo que más premia, por qué es donde más se requiere corazón, se requiere amor real, como diría la canción amor del bueno. San Juan de la Cruz decía:  “El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa, ni descansa”.

Propósito: tomarme 5 min. Para escuchar aquello que hoy me tenga que decir Jesús.