Sábado 2 de octubre: Angelito de mi guarda…

Lucas 10, 17-24

Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

 Día de los Ángeles custodios. Es sabido que todos tenemos un angelito de mi guarda, quizá es la primera oración que nos aprendemos de niños: “Angelito de mi Guarda mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, por que soy chiquito y me perdería.” Vamos creciendo y con el tiempo esta oración va quedando en los recuerdos de la infancia o quizá grabada en una almohada con la imagen de un angelito de cachetes rositas y pancita….pero detengámonos un momento a reflexionar en las palabras, verbos y adjetivos de está oración: compañía, no me desampares, soy chiquito, me pierdo…El Ángel de la Guarda nos acompaña todo el día y toda la noche, es la “sombra que no vemos” y no se vale que solo lo invoquemos cuando necesitamos encontrar un espacio de estacionamiento. Un padre un día me dijo, imagínese que su Ángel de la Guarda siempre va cargando una mochila, su nombre grabado en el frente, todos los días usted ponga dentro algo que le ofrece a Dios, una sonrisa, una dificultad, una tristeza, una alegría, un excito, un fracaso, algo que le quiera ofrecer a Dios. El Ángel por la noche llegará a la presencia de Dios y pondrá a sus pies los contenidos de la mochila.

Propósito: digamos con fervor la oración del Ángel de mi Guarda y pongamos al menos una cosa dentro de la mochila.