Viernes 10 de septiembre: Ver al otro como lo ve Dios

Lucas 6, 39-42

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?.

No sé si les pasa a ustedes, pero a mi me pasa con frecuencia el “señalar” el error del otro. Me quejo mucho de las limitaciones del otro. El evangelio de hoy nos lanza una pregunta ¿puede un ciego guiar a otro ciego? Es también una invitación a echar una mirada al interior: “ Quítate primero la paja que llevas en tu ojo antes de querer quitársela al otro”. Les invito ha hacer el ejercicio que yo hago diario. Esa persona que me causa estrés, o impaciencia; esta situación que me causa coraje, o esta injusticia que me despierta enojo…voltear la pregunta -mirar mi paja- y preguntarme: ¿Porque me causa enojo, impaciencia, que virtud me falta a mi cultivar? O en esta situación, ¿qué estoy haciendo yo para cambiarla? Me doy cuenta que mi paja es mucho más grande y mi misión no es quitársela, o solucionar el problema. Sino aprender a acoger con cariño y amor a la otra persona con todo y paja; actuar para que la situación mejore. Si mi hija no quiere hablar conmigo, si el esposo (a) me colma la paciencia, si la amiga me causa estrés, si la sociedad me desanima… yo, ¿qué tengo que corregir o trabajar para que eso cambie? San Pablo nos dice “yo corro, pero no a ciegas, y lucho, pero no dando golpes al aire, sino que dominó mi cuerpo y lo obligo a que me sirva, no sea que, después de predicar a los demás, quede yo descalificado”. Madre Teresa decía “Si juzgas a tu hermano no tienes tiempo de amarlo”. Salgamos pues a amar y servir.

Propósito: Ante aquella persona que mas me cuesta tratar, ver en ella tres cualidades. Y que tengo yo que cambiar para poder acercarme.