Miércoles 8 de septiembre: Creer igual que María creyó

Mateo 1, 1-16.18-23

La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

Hoy celebramos-recordamos- con alegría el nacimiento de María, la Virgen: “de Ella salió el Sol de Justicia, Cristo, nuestro Dios”. Nos dice la liturgia. Esta festividad mariana es toda ella una invitación a la alegría.  Contemplar a María significa mirarnos en un modelo que Dios mismo nos ha dado para nuestro crecimiento y para nuestra santificación. Y María hoy nos enseña, ante todo, a conservar intacta la fe en Dios, esa fe que se nos dio en el bautismo y que debe crecer y madurar continuamente en nosotros durante las diversas etapas de nuestra vida cristiana. Con María nace una esperanza, la salvación es “ya una garantía”. De ella nacerá El Salvador. Pero María espero mucho para que se cumpliera todo aquello que El ángel le anunció. Imitemos a María en esa fe que la mantuvo de pie toda su vida, hasta llevarla a los pies de la cruz. Pero más aún, pongámonos bajo su manto maternal, pues ahí tenemos segura nuestra santificación y salvación.

Propósito: Rezar con mucho fervor y consciencia un Ave María.