Martes 7 de septiembre: Me llama por mi nombre

Lucas 6, 12-19

Pasó la noche orando. Escogió a doce y los nombró apóstoles.

Este pasaje es uno de mis favoritos. Podríamos decir que es cuando Cristo le da a cada uno de sus apóstoles su camiseta con nombre y número. Me gusta pensar que así entraré al cielo (espero llegar) orgullosamente caminando a la entrada de un estadio con mi camiseta puesta y toda la gente aplaudiendo. Pero más que eso me llena de alegría y amor el saber que Cristo me llama por mi nombre. Cristo no vino al mundo, predicó, padeció y murió, por todos, sino lo hizo por mí, con nombre y apellido. Cristo pensó, piensa en mí con los defectos, debilidades, cualidades y talentos. Cristo me llama por mi nombre. Al final del pasaje dice “Salía de Él una fuerza que sanaba a todos”. ¿Qué tiene que ver esto con la llamada de los apóstoles? Mucho, porque como decía nos llama por nuestro nombre, es decir con todo lo que somos -bueno, malo- es lo que hay, pero su llamada tiene una fuerza que es capaz de sanar todo aquello que padece mi corazón, para poder portar la camiseta lo mejor posible.

Propósito: hoy portar la camiseta con orgullo, por ello amar y servir que es el slogan del equipo de Cristo.