Lunes 30 de agosto: Vivir de las palabras de Cristo

Lucas 4, 16-30

Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres…Ningún profeta es bien mirado en su tierra.

Las palabras, las enseñanzas de Jesús, son fuertes, duras, radicales. Leemos que los fariseos al escuchar a Jesús lo sacaron de la sinagoga y lo llevaron fuera de la ciudad. Yo muchas veces soy uno de esos fariseos que “quiero sacar a Jesús” de la cuidad, de mi corazón, porque lo que pide es costoso, como digo yo “va en contra de mi personalidad, temperamento, carácter” pero el mensaje de Cristo es radical y exige radicalidad. Exige totalidad en la respuesta y muchas veces-más de una- no escucho lo que quiero, sino lo que necesito escuchar y eso implica cambio de vida, de comportamiento, implica darle “matarile” a Paola para que mi Señor y Su Palabra cobren vida en mí. No saquemos a Cristo de nuestro corazón, todo lo contrario, abramos el corazón para escuchar, aceptar y vivir lo que Cristo nos dice.

Propósito: Hoy hacer lo que Él, Cristo, me diga: sonreír, perdonar, servir, acoger, ayudar, escuchar…