Mateo 19, 16-22
Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, así tendrás un tesoro en el cielo.
Ser perfecto. Ni más ni menos que ser perfectos. Esto nos parece imposible pero es más sencillo de lo que pensamos. Ser perfecto nos dice Cristo es vender todo lo que tenemos para ganar el cielo. Venderlo todo, vender egoísmo, flojera, materialismo, superficialidad, indiferencia. Vender mi yo. Ahí está el secreto de la perfección en despojarme de mi yo, para que el otro ocupe el primer lugar. Ese otro siendo Dios, ese otro siendo mi esposo(a), ese otro siendo mi familia, ese otro siendo los amigos, la sociedad, el otro=mi mundo de cinco personas. Cómo bien saben yo digo que es más fácil ser feliz (ser perfecto) que no serlo. Ser feliz, es abrazar con gozo todo lo que el día me traiga: tráfico, calor, trabajo, niños, problemas, enfermedades, cielo azul, pandemia, merienda, actividades…lo que venga abrazarlo, vivirlo, disfrutarlo y todo hacerlo con una sonrisa. No hacerlo, no ser feliz, es rechazar todo eso, y al final nada cambia, el tráfico no se acaba, ni el calor se va, ni el problema desaparece. Lo que sí desaparece fue la oportunidad para ser feliz, para sonreír hoy. La felicidad, el amor es una opción. Esa opción tiene consecuencias. Yo decido si vendo mi yo para abrazar al otro y la felicidad o decido quedarme con mi yo encerrada en mi egoísmo y vanidad. El amor-la felicidad-la perfección es opción personal. Es optar hoy por amar y servir.
Propósito: hoy voy a ser feliz, hoy voy a amar, hoy voy a servir, hoy